La Ley del Menor en vigor desde hace unos pocos de años protege al verdugo menor de edad y condena a las víctimas al abandono y al olvido. Esta es la sensación que tenemos la mayoría de los ciudadanos.
Ayer sábado 10 de julio se manifestaron al menos medio millar de personas en la localidad de Fuengirola (Málaga) para recordar a Salva Cortés, un menor asesinado en la localidad a finales de febrero del 2010, "presuntamente" por otro menor de edad de nacionalidad marroquí. Los manifestantes exigen cambios en la Ley del menor, algo que pedimos todos. Llevamos años viendo en los medios algunos casos como el de Marta del Castillo, Sandra Palo o la joven de Seseña, Cristina Martín, asesinada recientemente víctima también de la cruel y cobarde violencia donde participaron menores de edad.
Nuestro gobierno y políticos están haciendo oidos sordos a algo que está pidiendo el pueblo, y que tarde o temprano tendrá que modificar a la vista de la gravedad de la situación.
Un menor que asesina, que comete delitos violentos no puede quedar impune. Un adolescente tiene que ser responsable de sus actos y recibir un castigo por ello, sino ¿qué justicia tenemos?
¿Qué sucedería si las víctimas fueran hijos de nuestro presidente o ministros? Seguramente otro gallo cantaría. No se trata de cambiar las leyes en caliente, se trata de cambiar algo que vemos que no funciona y que hay que cambiar por ello.
Son muy pocos casos pero muy graves y no podemos quedarnos de brazos cruzados ante la barbarie y la crueldad.
Los menores al poco tiempo están en la calle, las víctimas y sus familias condenadas por nuestra justicia al olvido.
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